lunes, 15 de marzo de 2010

LA SANTIDAD COMIENZA EN DIOS PARA HABITAR EN EL INTERIOR DEL CORAZÓN DEL HOMBRE.

Dios relamente es grande y grande también son los sacrificios que se hacen por amor a Él. Una de las tantas cosas que Dios nos pide es dejarlo todo y seguirle a Él, tal como lo hizo con sus apóstoles. Pero hay algo que aún no está al alcance de cualquier cristiano, sino sólo de aquel que tenga a Dios como 1º lugar en su vida, y es el hecho de lograr que no haya nada ni nadie que sea piedra de tropiezo en la comunión que tengamos con Dios. Esa es justamente nuestra santidad, que no proviene de nuestros esfuerzos sino de Dios.

La pregunta que nos podriamos hacer frente a esto, es: ¿De qué forma puedo adquirir esa Santidad para el Señor?.

R.- Dios exige Santidad en nosotros y esto para que haya una perfecta comunión entre ambos. Dios no habita en un corazón que no esté separado para Él. Por eso en PROVERVIOS 23:26 dice: "Dame hijo mio tu corazón que de él mana la vida". la palabra nos dice entonces que SIN SANTIDAD NADIE VERÁ AL SEÑOR.

Se ha oído en prédicas, y hemos escuchado decir de algunos hermanos cristianos, el querer irse a los extremos de lo fisíco o carnal sobre la santidad, pero si interpretamos bien lo que nos llama a ser santos es algo más. De hecho la palabra de Dios nos dice claramente que Dios vive en nuestro corazón y aunque nuestra apariencia fisíca y muchas veces nuestras acciones demuestren que somos cristianos y además santos, SI NUESTRO CORAZÓN NO ESTÁ SEPARADO como morada del espíritu Santo, sólo será apariencia y NO VERÁS A DIOS POR MÁS QUE QUIERAS!!!.

Job le dijo al Señor: " De oídas te había oído; más ahora mis ojos te ven" (Job 42:5). A Job Dios mismo lo describe como hombre perfecto, justo y separado para Él, pero en el momento de dolor y angustía, Job pudo comprender que todavía no conocía a su Dios como él creia conocerlo, aunque era un hombre Justo.

La Santificación no es algo externo, ya que Cristo comienza a trabajar en el interior de nuestros corazones, y LA LUZ DE CRISTO se refleja en el rostro y las obras del hombre.

Para saber que tan santificado está nuestro corazón se puede comparar en GALATAS 5 una serie de obras de la carne y ver si realmente somos santos para el Señor, o aún nos falta. La realidad de muchos es que creen ser verdaderos cristianos por sus actos, pero en su corazón aún hay oscuridad que opaca el resplandor del Espíritu Santo. Que nuestro espejo sea la palabra y le demos el uso que corresponde: arreglarnos día a día y colocarnos lindos y lindas para nuestro Señor.


Autor: Andrea Paz Gárate López
Estudiante de Derecho 3º año UA
Revisada por Rafael Daviú Pimentel (a petición de la Autora)

1 comentario:

Anónimo dijo...

haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa si, ahora noté la diferencia, claro que está bien de hecho me gustó mucho tu comlemento... como siempre Rafita cada vez me haces ser mejor, el amor de Dios te permite que todo aquél vea en ti ese amor. TAM!!! Dios te bendiga y todo lo que pase de aquí hasta el final sea voluntad de Él. un besito grande bye bye tu Andreita Paz